Protegiendo la salud de las personas LGBTQ de los riesgos del aislamiento social

Por Michael Merschel, American Heart Association News

Donald M. Bell en el vestíbulo de las residencias Town Hall Apartments en Chicago. (Foto cortesía de Donald M. Bell)
Donald M. Bell en el vestíbulo de las residencias Town Hall Apartments en Chicago. (Foto cortesía de Donald M. Bell)

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Las formas en que Donald M. Bell y sus vecinos en Chicago se vinculan unos con otros son tan sencillas como significantes.

"Tenemos ciertos rituales que reúnen a determinados grupos de personas", dijo Bell, de 73 años. Algunas veces, se reúnen para ver "Jeopardy!" en el salón comunitario de su edificio de apartamentos para personas de la tercera edad. Otras veces, preparan comidas para los demás, porque cocinar para una persona puede ser difícil, pero compartir es fácil.

Ellos cuidan las mascotas de los otros, se acompañan a las consultas médicas y están al tanto de sus vecinos luego de procedimientos médicos, como la cirugía de triple revascularización a la que Bell se sometió hace seis años.

Acciones como esas son saludables para cualquiera, a cualquier edad. Pero como residentes del primer complejo habitacional que acoge abiertamente a personas mayores LGBTQ de la ciudad, Bell y sus vecinos han tenido que superar años de obstáculos para poder forjar esas conexiones.

"Entre nosotros, tratamos de mostrar que importamos, luego de haber escuchado durante toda la vida: 'Tú no importas'", dijo Bell.

Las investigaciones muestran que los nexos sociales pueden ayudar a proteger la salud. Pero la carencia de tales nexos, es decir, el aislamiento social, se ha relacionado con un mayor riesgo de muerte prematura por cualquier causa, según un informe del 2020 de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina. Y se ha encontrado relación entre la escasez de relaciones sociales y un mayor riesgo de cardiopatía coronaria y derrame cerebral.

"Somos animales sociales", dijo el Dr. Benji Laniakea, profesor adjunto en el programa clínico LGBTQ+ de la Facultad de Medicina de Stanford University en Palo Alto, California. "Estamos programados para estar juntos, para poder hablar entre nosotros, para comunicarnos entre nosotros, para estar unos con otros".

Pero los estudios han mostrado que las personas LGBTQ son más propensas a decir que están solitarias. Son varios los factores que colocan a las personas LGBTQ de la tercera edad en mayor riesgo de aislamiento, dijo Laniakea. Muchos fueron rechazados por sus familias biológicas, o perdieron amistades a causa del sida. Y la discriminación societal puede que haya interferido con oportunidades de conocer a una pareja de por vida.

Según SAGE, la organización de defensa y servicios para las personas LGBTQ+ de edad avanzada, las personas mayores LGBT tienen más probabilidad de ser solteras y de vivir solas, y menos probabilidad de tener hijos que sus coetáneos heterosexuales, algo que las priva de una posible fuente de cuidados. Y muchas temen que las discriminen al buscar ayuda. "Algunos de nuestros adultos LGBTQ+ han tenido que entrar nuevamente al clóset para recibir cuidados en un establecimiento para atención", dijo Laniakea".

Pero el aislamiento social no es un problema exclusivo de las personas mayores. Los jóvenes dependen de muchos sistemas de apoyo diferentes – familia, escuelas, clubes, organizaciones religiosas – para moldear su sentido de autovaloración, dijo Jonathan García, profesor adjunto en la Universidad Estatal de Oregón en Corvallis, donde es el director del programa central para jóvenes y jóvenes adultos del Centro Hallie E. Ford Center para Niños y Familias Saludables.

Para los adolescentes LGBTQ, estos espacios que deberían ser seguros pueden convertirse en fuentes de rechazo, de acoso y de un mensaje repetido de no pertenencia. "Por tanto, ellos no perciben que pueden ganar el apoyo que necesitan en los lugares donde más lo necesitan", dijo García.

El aislamiento social entre la juventud LGBTQ ha sido relacionado con problemas como depresión, abuso de sustancias e intentos de suicidio. García dirigió una revisión sobre los efectos del aislamiento social y la conectividad en los jóvenes LGBTQ que se publicó en el 2019 en Global Public Health. Él dijo que el problema puede exacerbarse en jóvenes quienes también son miembros de grupos raciales o étnicos marginalizados, quienes podrían sentirse aislados de las familias e instituciones religiosas debido a sus orientaciones sexuales y excluidos de grupos LGBTQ cuando sufren racismo.

La pandemia del COVID-19 exacerbó muchos problemas con el aislamiento, dijo Laniakea. Los adultos que justo estaban saliendo del clóset vieron truncadas sus oportunidades de relacionarse con el mundo LGBTQ, mientras que, "para los jóvenes LGBTQ, especialmente para aquellos cuyas familias quizás no sabían sus orientaciones, significó de hecho regresar al clóset".

Las personas LGBTQ siempre han encontrado formas de crear una comunidad, dijo Laniakea. El evento histórico más conocido de la era de los derechos de los gais, el levantamiento de Stonewall en 1969, fue por el derecho a reunirse sin ser acosados por la policía. Y hay una sólida tradición de formar una "familia elegida" entre personas que pudieran haber sido repudiadas por las familias que los criaron. "Estas conexiones que se encuentran en alguien que realmente te ve por quién eres en ocasiones pueden tan sólidas como la familia biológica", dijo Laniakea.

Estar entre personas que te acogen puede ser crucial para la salud, al proporcionar un refugio relajante y comprensivo contra las afrentas personales y la retórica anti-LGBTQ, dijo Laniakea. Las personas que brindan aliento pueden enviar un mensaje: "eres válido, tu sexo y tu forma de vida son razonables, no estás causando daño a nadie por existir en una forma que es fiel a ti mismo".

García, quien dirigió un estudio acerca de un programa para la creación de comunidad entre la juventud LGBTQ hispana, dijo que la sociedad en su conjunto tiene la responsabilidad de abordar las causas de la soledad.

"El aislamiento social no es una consecuencia del fracaso personal", dijo él. "No es solo una experiencia individual. Es un resultado de esa opresión sistémica".

El trabajo voluntario puede ser tanto una manera de conocer personas como de crear una comunidad, sugirieron García y Laniakea. "Eso en sí mismo permite a las personas ser útiles y servir a la comunidad", dijo García. "Aborda el aislamiento, pero también aborda algunos problemas sistémicos".

Las personas que quieren ser aliados de la comunidad LGBTQ pueden ayudar brindando su apoyo a las redes de alianza de sexos y sexualidades (antiguamente conocidas como alianzas gay-heterosexual) y a temas como las políticas contra el acoso escolar, que se han comprobado que reducen el daño causado por el aislamiento social y el riesgo de intento de suicidio.

Un aliado también puede acompañar a alguien a un grupo de la comunidad LGBTQ, dijo Laniakea, "porque ir a cualquier lugar por ti mismo puede ser verdaderamente amedrentador la primera vez, sin importar cuál sea tu edad".

Bell, quien se identifica como gay u hombre que ama su mismo sexo, además de ser padre de dos hijos y tercera generación chicagüense de origen africano, indígena y escocés-irlandés, tiene una comunidad establecida en los Town Hall Apartments, el complejo habitacional que acoge abiertamente a la comunidad LGBTQ, creado en una estación de policía restaurada, no lejos del estadio de béisbol Wrigley Field.

Él entiende que tener espacio para algunas docenas de personas en una ciudad donde decenas de miles se identifican como LGBTQ está lejos de ser una solución. Pero está agradecido por esto.

Los residentes se cuidan unos a otros, dijo él, "con la comprensión de que esto es esencial".

Nacido en 1949, vivió a lo largo de una era en la que "no había lugares adonde pudiéramos salir, ni lugares seguros. No había lugares como este", donde él y sus amigos pueden compartir un chiste sin tener que explicar el contexto, o simplemente bajar la guardia y ser quienes son. Un lugar, dijo él, donde "se te dice que tú importas".

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